VIE, 21 / JUN / 2019

Científicos crean sangre sintética para robots

Se trata de una solucion electrolítica que puede ser utilizada tanto como impulso hidráulico como para almacenar energía. Esto permite ahorrar espacio y obtener rendimientos muy superiores a los conseguidos por otros robots.

Una de las diferencias que separa a los animales de los robots es que los primeros tienen sistemas complejos e interconectados, mientras que los segundos están hechos de secciones con funciones específicas y mucho más aisladas. Los desarrolladores dedicados al campo de la robótica ya han advertido este detalle y las consecuencias que suponen, ingenios más voluminosos y rígidos que los modelos orgánicos que a menudo los inspiran.

Esta situación podría cambiar si los esfuerzos realizados por un grupo de investigadores de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, demuestran ser exitosos. En un trabajo publicado en la revista Nature, los científicos han expuesto el proceso de creación de pez robot que utiliza una solución electrolítica con dos propósitos: almacenar energía y producir fuerza hidráulica para sus movimientos.

Esta sustancia, la “sangre” del pez, le otorga una mayor autonomía y eficiencia en el almacenaje de energía.

James Pirkul, uno de los autores del informe, explicó :”Nos dimos cuenta de que el tiempo de operación de la mayoría de los robots es muy breve antes de que tengan que recargarse, unas pocas decenas de minutos, por otro lado los humanos pueden funcionar por días sin comer. Queríamos resolver este problemas encontrando formas de almacenar energía en todos los componentes del robot. Esta sangre de robot es nuestra primera demostración del almacenaje de energía en un fluido que normalmente solo se utilizaría para generar el movimiento”.

El fluido es menos eficiente que una batería sólida, pero lo compensa al ahorrar espacio en el robot. Pikul ha señalado que el sistema implementado es similar al sistema vascular animal.

En las pruebas realizadas el pez robot (con forma de pez león) fue capaz de nadar durante 36 horas, ofreciendo una autonomía 8 veces superior a la de otros ingenios similares pero que no poseían sangre sintética. Por supuesto, el video ilustrativo es todavía poco impresionante, pero el potencial de esta nueva tecnología podría revolucionar no solo los robots, sino los medios de transporte y otros productos electrónicos.

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