Durante los últimos años la relación de los países europeos con las gigantes tecnológicas estadounidenses se han vuelto cada vez más tensa.
La posición de poder en la que estas compañías se encuentran les ha permitido competir en una situación de privilegio, y en ocasiones conseguir tratos de privilegio a nivel impositivo, o bien no pagar todos los impuestos que deberían.
La Tasa Google
Recientemente el parlamento italiano ha aprobado un impuesto del 3% a todas las empresas con ingresos digitales que superen los EUR 750 millones anuales y tengan al menos EUR 5,5 millones en ingresos anuales en Italia.
El impuesto afecta a la publicidad digital y a los servicios de computación en la nube. Los servicios de streaming de contenido parecen haberse salvado en esta ocasión.
Se espera que la recaudación generada llegue a los EUR 700 millones.
Esta iniciativa es similar a la que se ha impulsado en Francia. Aunque en el caso de este país la cantidad mínima local es de EUR 25 millones. A los países ya mencionados podrían unirse el Reino Unido y Canadá.
A este tipo de impuesto sobre las grandes tecnológicas se lo conoce comúnmente como la tasa Google.
Oficinas de Google en Milan.
Reacción dividida
Las acciones de Francia e Italia representan la división que existe en Europa en relación a como tratar a las grandes tecnológicas. Varios países se han opuesto a que la Unión Europea establezca un impuesto. Irlanda ha sido la principal oposición, lo que resulta lógico dado que este país se ha convertido en el punto central de operaciones de muchas de las tecnológicas estadounidenses en Europa.
