Las sanciones impuestas por el gobierno de Donald Trump a ZTE han provocado que la firma china deba interrumpir su negocio móvil y contemple incluso la posibilidad de cerrar sus puertas.
La guerra comercial entre China y Estados Unidos se ha intensificado desde la asunción de Trump en 2016. El gobierno norteamericano adoptó una postura mucho más dura con relación a las marcas chinas y no dudó en sancionar a aquellas que, considera, violan los requisitos para operar en su país.
En el caso de ZTE, la sanción está ligada a la comercialización de sus productos en Corea del Norte e Irán. Esto provocó el malestar del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, que sancionó a la firma en 2016 la amenazó con restringir su acceso a componentes fabricados en el país norteamericano.
En ese momento, la firma pagó 1.200 millones de dólares en concepto de multa, cifra a la que se llegó luego de un año de negociaciones. Lamentablemente, los problemas no terminaron para ZTE, ya que en 2018 se volvió a reflotar la polémica: autoridades estadounidenses consideraron que tanto esta marca como Huawei tenían “vínculos extraordinarios con el gobierno chino”.
Si bien ZTE aseguró en un comunicado que cumplían con todas las leyes y normativas de Estados Unidos, el 16 de abril pasado fue nuevamente sancionada: la firma no podrá usar chips Qualcomm en sus móviles y, durante 7 años, no podrá utilizar un importante número de componentes de hardware y software.
La alternativa fue utilizar chips MediaTek pero, hasta ahora, los resultados no han sido los esperados. Según Reuters, la empresa ha detenido sus operaciones casi por completo luego de la sanción. En un comunicado aseguraron que “por el momento la empresa mantiene suficiente efectivo y se adhiere estrictamente a sus obligaciones comerciales, estando sujeta a cumplir con las leyes y regulaciones”.
Así, imposibilitada de usar componentes fundamental para sus equipos y vetada para operar en el mercado estadounidense, ZTE ve su futuro cada vez más negro.
Vía: LaVanguardia, Xataka
