Robert Caruso trabaja como arquitecto de infraestructura para Citrix System, una empresa dedicada a la virtualización de servidores, conexiones en red y soluciones de software como servicio. Recientemente la curiosidad lo llevó a enfrentar a ChatGPT con un engine de ajedrez diseñado para la Atari 2600.
Aunque el programa se ejecutó con un emulador sus limitaciones originales persistían. La máquina podía pensar una o dos jugadas a futuro. Dado el increíble poder de cómputo de la IA todos esperaríamos que el juego hubiera sido apenas un paseo. Pero obviamente no estaríamos hablando de este experimento si así hubiera sido.
Las excusas de ChatGPT
El primer problema que tuvo ChatGPT fue la identificación de las piezas. A menudo tomó a las torres por los alfiles y hasta llegó a olvidar las posiciones de las figuras.
Enfrentada a estos problemas la IA respondió como lo haría un ser humano, comenzó a buscar excusas. Apuntó que las piezas del juego de Atari eran demasiado abstractas para su reconocimiento. Siendo justos, los gráficos son horrendos, pero hablamos de un juego de los 70 y la realidad es lo que es. Cabe señalar que una vez que la información se transmitió a través del registro estándar de ajedrez, la IA no demostró cambios notables.
La prueba duró unos 90 minutos y durante todo ese tiempo ChatGPT la pasó muy mal. Aunque prometió muchas veces que mejoraría si empezaban desde cero.
Lo viejo funciona: Supremacía Atari
¿Podría haber jugado mejor ChatGPT en otras circunstancias? Sí, no se trata de una IA dedicada a ajedrez, sino de un modelo generalista. En cuanto introduces un elemento que lo confunde los problemas pueden escalar rápidamente. Este experimento hay que tomarlo con mucha cautela. Ni siquiera tenemos un registro de la o las partidas.
Nuestro consejo para la Atari es que se retire ahora y jamás le de la revancha.
