Hace algunas semanas, y tomando por sorpresa a todo el mundo, Google presentó Chrome, su propio navegador. Sin entrar en detalles técnicos sobre sus características, sobre las cuales pueden encontrar información en nuestro sitio, me interesa analizar un poco qué significa esté lanzamiento, ya que tienen más relevancia sus implicancias estratégicas que las novedades tecnológicas.
Ante la pregunta del cuál es el motivo de lanzar una aplicación para el escritorio cuando la empresa está claramente enfocada en generar servicios basados en Internet, ejecutivos de la firma contestaron que el desarrollo de Chorme responde a la visión de que en el futuro la mayoría de los servicios y aplicaciones que consumirán los usuarios estarán en la Web. Y ante esta perspectiva, Google no ve con buenos ojos que la puerta de entrada a esas aplicaciones, los navegadores, esté en manos de la competencia. En otras palabras, sí la gente va a usar nuestras aplicaciones (correo electrónico, procesador de textos, planilla de cálculo, almacenamiento y edición de fotos, y varios etcéteras) vía Internet, hagamos un navegador qué optimice su utilización.
Sea para optimizar sus aplicaciones, “obstruir” el uso de otros servicios, como dicen sus críticos, o debilitar a la competencia, lo que queda claro es que tanto Google como la mayoría de la industria sigue cada vez más convencida de que el futuro vendrá de la mano del cómputo en la nube (Cloud Computing, en inglés). Este concepto, que ya tiene varios años y está más presente de lo que nos damos cuenta, indica que tanto el poder de cómputo como el de almacenamiento estará alojado en servidores en Internet, para ser accedidos por los usuarios desde diferentes clientes (computadoras, notebooks, teléfonos o dispositivos móviles) a través de, justamente, un navegador.
Google esto lo tiene claro, y ya que tiene fuerte presencia en la nube, ahora también quiere ser la puerta de acceso. Esta es la novedad más interesante que trae Chrome. Mucho más que la independencia de sus pestañas, el modo de navegación privada, o las otras novedades tecnológicas que, lejos de ser revolucionarias, son adoptables en el corto plazo por los otros navegadores.
Pablo Katcheroff – [email protected]
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SIN PALABRAS LO MEJOR ,RAPIDO SENCILLO.BASTA CON EL MONOPOLIO QUE QUIERE ACAPARAR CON LAS REDES DE INTERNET, FERNANDO un simple usuario de internet
BASTA CON EL MONOPOLIO DE MICROSOF, Soy aficionado a internet,me gusta mucho por la velocidad que posee chrome, desde mi humilde comentario que todo siga mejorando……
solo soy un aficionado a Internet. Y desde mi posicion admito que el chrome me cautivo.
Todo bien pero el Chrome es medio pesadito, me parece que vuelvo al Safari.
La verdad es que chrome funciona barbaro y es open source lo cual implica que GOOGLE quiere que los nerds laburen y le mejoren el producto. No se olviden que el primero te lo regalan y el segundo te lo cobran …. NO A LOS MONOPOLIOS! En argentina sabemos y padecemos de ellos.
Más allá del supuesto ”monopolio” que puede sonar con todo lo ofrecido por Google con Chrome, sus aplicaciones web 2.0, su servicio de mail y su gran capacidad de almacenamiento, y demás chiches realmente es muy bueno, porque es gratis.
Tampoco esta lejos de todo lo que grandes corporaciones nos ofrecieron en algún momento como Microsoft, pero con costos abismales para gente del tercer mundo como el que pertenecemos. Lo bueno de todo eso, Chrome… anda bárbaro!!!
Para los q estan en las “nubes”, a ver si caen de una vez.. y pisan tierra leyendo los comentarios de Richard Stallman aqui en Redusers. mas vale q despierten porq Google y Cia. ya estan tejiendo la telaraña a paso agigantado!! cuidense de caer en ella.