Según reporta el Wall Street Journal, en un mensaje interno Sam Altman le ha comunicado a los empleados de la compañía que se ha activado el código rojo para ChatGPT. El CEO de OpenAI entiende que es necesario enfocarse en mejorar la calidad de la inteligencia artificial y poner en segundo plano la salida de nuevos proyectos.
Prioridades
Entre los aspectos a mejorar el ejecutivo ha resaltado una mayor velocidad y confiabilidad, así como un mayor nivel de personalización. A todo esto hay que agregar la capacidad de responder a una variedad de preguntas mucho más amplia.
Entre los proyectos que podrían quedar postergados aparecen la publicidad, los agentes de inteligencia artificial para los sistemas de salud, la integración a sistemas de compras y el asistente personal conocido como Pulse.
Como consecuencia de lo señalado es de esperar que haya transferencias internas de personal.
La competencia se hace sentir
El contenido del mensaje ha sido tomado por los medios como un signo de la pérdida de terreno de OpenAI en la industria. De ser la referencia absoluta a tener un dominio cada vez más endeble, amenazado no solo por otras compañías norteamericanas y europeas, sino también por las de origen chino.
El gran rival
Gemini de Google ha logrado superar a ChatGPT en muchas de las pruebas que se realizan a los modelos generativos. Lo que es quizás más grave para OpenAI, la base de usuarios de la IA de Google ha crecido significativamente. En julio de tenía unas 450 millones de cuentas, en octubre alcanzó los 650 millones.
Uno de los momentos más importantes para Gemini fue el lanzamiento de la variante Nano Banana, que logró gran repercusión en el público en general. Durante un buen tiempo fue OpenAI con ChatGPT la empresa que encendía la imaginación del público y las ilusiones de los inversionistas. Pero ahora esa luz aparece a menudo en otros lados. Y mientras tanto los inversionistas comienzan a preguntarse más a menudo “¿Cuando vamos a tener un negocio?”.





