La irrupción de los deepfakes, y más recientemente los modelos generativos, ha llevado a las autoridades en varios países a realizar ajustes a nivel legislativo y judicial. En algunas de estas naciones ya se ha dejado bien en claro que por fines prácticos la creación, el almacenamiento y la distribución de material de abuso infantil serán perseguidos con igual ímpetu aún cuando el contenido sea falso.
Crimen y castigo
Recientemente en Escocia, Risto Bergman, un trabajador de una compañía telefónica fue sentenciado por producir imágenes indecentes de mujeres jóvenes siendo abusadas. La Oficina de la Corona y Fiscalía General de Escocia ha señalado que las imágenes eran tan realistas que podían ser tomadas como fotografías reales.
En una computadora en el departamento del acusado se encontraron imágenes con escenas de abuso sexual infantil extremo. Bergman se declaró culpable. Como consecuencia se impuso una orden de trabajo comunitario de 18 meses y el nombre del acusado fue añadido al registro de delincuentes sexuales.
El problema mayor
El fiscal a cargo del caso señaló que no debía considerarse el delito como un crimen sin víctimas. Las acciones de Bergman alentaban a quienes abusaban de los menores a continuar con sus actividades.
Las autoridades no han dado mucho detalle sobre la aplicación utilizada por el criminal. Lo que es llamativo es que en el comunicado se afirma que se trataba de un programa con un uso legítimo. Sin embargo, se explica que la IA generó cientos de imágenes de menores abusados a través de una biblioteca digital que habían sido subida a la red por un grupo de pedófilos.
Por lo dicho lo que más nos intriga es si acaso se hizo algo con la empresa que desarrolló esta aplicación.