JUE, 17 / JUL / 2025

Ex empleado de OpenAI retrata una organización ágil, meritocrática, pero algo caótica

Calvin French-Owen ha compartido su visión sobre una de las compañías más famosas del mundo. El triunfo de las ideas, competencias internas y la obsesión por Twitter.

Calvin French-Owen llegó a OpenAI en mayo de 2024, dejó la compañía en junio de 2025. En un reciente artículo explica como es la organización, al menos la parte que llegó a conocer. Según comenta no se fue de la empresa en malos términos, simplemente le costó pasar de ser fundador de su propia startup, Segment, a ser parte de una compañía tan grande.

Aún así destaca que la compañía ha mantenido su forma de ser a lo largo del tiempo. Lo dicho incluye una gran capacidad para cambiar de dirección y una marcada tendencia a hacerlo.

Las cosas se rompen

French-Owen señala que lo primero que debe entenderse es que OpenAI pasó de tener 1000 empleados a tener 3000 en menos de un año. Y que naturalmente cuando se crece tan rápido muchas cosas se rompen. A esto se deben muchos de los problemas que ha tenido la empresa.

Organización y objetivo

Otro punto que también destaca es que OpenAI no es una empresa con una sola manera de hacer las cosas. Hay quienes actúan dandole prioridad a la velocidad y otros que prefieren moverse con mayor cautela y solidez. Sin embargo, French-Owen sostiene que se trata de una organización muy seria que al tiempo que está compitiendo con otras empresas entiende la responsabilidad que asume. En especial en el desarrollo de una posible inteligencia general.

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Meritocracia y libertad en OpenAI

La organización es muy meritocrática. Las promociones se basan mayormente en la ejecución de buenas ideas. Aunque esto es bueno ha hecho que personas que eran muy competentes pero no tenían mucha habilidad para manejarse en el apartado político subieran de puesto.

Los equipos tienen mucha libertad de acción. Esto les da una gran agilidad, pero también ha provocado que en ocasiones hubieran varias personas por separado trabajando en las mismas ideas. French-Owen da como ejemplo Codex, que tuvo 3 o 4 prototipos. Este enfoque también se nota en el software. Muchas decisiones de la arquitectura las toma el equipo que está realizando el trabajo. Esto lleva a menudo a que el código tenga duplicados.

Los peligros de las IA

Según comenta, OpenAI destina una buena parte de sus recursos al desarrollo de sistemas de seguridad. Sin embargo, estos se enfocan mayormente en problemas prácticos. Tales como abuso, manipulación o discurso del odio. Otros que ahora son más teóricos, tales como la expansión de las inteligencias artificiales y la toma de poder no son tan consideradas, aunque hay gente trabajando en ellos.

Obsesión con Twitter

Quizás uno de los rasgos más curiosos entre los mencionados es que la compañía le presta mucha atención a la red ahora conocida como X. French-Owen afirma que si publicas algo sobre la empresa y se hace viral es muy probable que alguien en OpenAI lo lea.

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