Hay dos tareas que son fundamentales para el avance de las ciencias. La primera de ellas es la investigación y la publicación de los trabajos, de forma tal que todos puedan acceder al nuevo conocimiento. La segunda, quizás menos popular y simpática, es examinar el trabajo de otros para comprobar si no tiene fallas o incluso un comportamiento poco ético.
Vinculadas a ambas tareas se encuentran las publicaciones de divulgación científica. Publicar un trabajo es esencial para el reconocimiento de un investigador y como consecuencia obtener fondos para su actividad. Y aún en este mundo existe gente que actúa de mala fe.
Aprovechándose de los científicos
Un grupo de científicos de la Universidad de Colorado Boulder y Siracusa, Estados Unidos, y el Insittuto Oriental de Tecnología de China crearon un clasificador utilizando métodos de aprendizaje automatizado. El objetivo de esta herramienta era evaluar las publicaciones con el fin de encontrar aquellas que no seguían las mejores prácticas del sector y tenían estándares editoriales muy bajos.
De las 15 mil publicaciones de acceso abierto examinadas, unas mil fueron consideradas como fraudulentas. Siendo su único objetivo demandar costos de publicación a científicos desprevenidos. El sistema busca ciertas pautas que apuntan a un mal comportamiento. Un ejemplo es cuando los autores aparecen citándose a ellos mismos. Es importante notar que la IA fue utilizada como un primer paso. Los investigadores examinaron las publicaciones marcadas como dudosas y detectaron 345 falsos positivos de un total de 1437.
Y fueron muy cuidadosos en señalar que aunque a menudo se pretende un nivel de automatización completo para las IA, la tecnología todavía no ha llegado a ese nivel.
El código abierto y el acceso a las publicaciones científicas
Los investigadores apuntan que el movimiento del software libre de los 90 impulsó la idea de una apertura en el acceso a los trabajos de investigación. Aunque esto de principio es bueno tuvo como consecuencia negativa que el costo de la publicación pasó de los suscriptores de las publicaciones a los autores. Es en este escenario que las editoriales fraudulentas han prosperado.
La IA al rescate
Los investigadores creen que la IA desarrollada podría ayudar a separar las publicaciones legítimas de las que no lo son. De esta forma esperan librar a los científicos de esta preocupación.