Durante una reciente entrevista a un programa de radio de la BBC, el director del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, habló sobre el impacto de la inteligencia artificial en la economía y el trabajo. La comparación realizada con la revolución industrial es especialmente interesante, sobre todo porque hay matices históricos que a menudo se ignoran y pueden ser claves para entender el futuro a corto y largo plazo.
Sobre el empleo
Bailey apunta que al analizar lo ocurrido durante la revolución industrial, es posible observar que no causó una ola de desempleo masivo. Pero sí produjo un desplazamiento importante de ciertos puestos. “Creo que lo más probable es que con la IA tengamos un efecto similar, así que tenemos que estar preparados en tal sentido”.
Es decir, los seres humanos no se volverán obsoletos, simplemente serán necesarios en otros trabajos. En nuevas tareas y roles que surgirán posiblemente gracias a las posibilidades económicas abiertas por las IA. También es cierto que las condiciones de vida de los trabajadores de las fábricas eran espantosas. Esperemos que eso no se repita.
Bailey se preocupa más por los jóvenes sin experiencia profesional, dado que encontrar puestas de entrada puede llegar a ser más difícil.
Y como hemos comentado en otra ocasión, las empresas deberían preocuparse por cómo van a encontrar sus cuadros medios en el futuro.
La IA como fuente de prosperidad
Los desarrolladores de inteligencia artificial han prometido que esta tecnología será el comienzo de una nueva era de prosperidad. Solo tenemos que comprar sus modelos.
Bailey apunta que las mejoras en términos de productividad podrían ser importantes y abarcar varios sectores de la economía. Sin embargo, aclara: “Que tan rápido puede llegar es otra pregunta, la historia sugiere que podría tomarse un buen tiempo”.
Este es un aspecto importante cuando se realiza la comparación con la revolución industrial. La idea que a menudo se presenta sobre este hecho histórico es que fue una especie de explosión producida por súbitos avances tecnológicos. Pero en realidad fue un proceso más lento. Muchos de los dispositivos que se emplearon eran conocidos desde hace tiempo, y tardaron en implementarse de forma efectiva.
El Banco de Inglaterra ya ha comenzado a utilizar las IA pero, como tantos otros organismos y empresas, todavía está en una etapa de experimento. “Hasta que entre en nuestro día a día va a pasar un tiempo, pero es críticamente importante que nos enfoquemos en conseguir la condiciones previas y todas las condiciones en su lugar para cuando eso ocurra”.





