ZERO CLIC NO MAS WEBS

JUE, 4 / SEP / 2025

Este informe examina cómo la búsqueda Zero Clic y la IA están reescribiendo la web: del enlace abierto a respuestas encapsuladas en Google. Resume impactos en tráfico, autoría, métricas, SEO vs GEO y la irrupción de navegadores-agente como COMET y Operator.

Autor: Claudio Peña

De la web explorada a la respuesta directa

La web abierta, pensada como una red de enlaces, cedió lugar a un sistema donde Google resuelve consultas sin derivar visitas. La “búsqueda zero clic” describe ese hábito: el dato aparece en la página de resultados y el usuario no ingresa a ningún sitio.

Fragmentos destacados, “La gente también pregunta” y paneles de conocimiento exponen párrafos, listas, tablas y definiciones extraídas de contenido humano. Con análisis semántico, el buscador interpreta intención y muestra el trozo que mejor contesta, alterando el vínculo entre visibilidad y navegación.

Así surge una presencia sin interacción: se ve a la marca en pantalla, pero el clic se evapora. Estudios citados en el informe estiman que más del 60% de las búsquedas termina sin clic, con caída del CTR incluso en posiciones altas.

Google reconoce el “gran desacoplamiento”: estar presente ya no asegura tráfico y promueve métricas centradas en utilidad percibida por sobre sesiones. Para medios, blogs y sitios de datos estructurados —recetas, fichas técnicas, salud, ciencia— la paradoja es clara: siguen siendo fuente del resultado, pero el puente al contexto completo se corta.

Voceros de Google han comenzado a reformular la relación entre editores y buscador, señalando que la visibilidad de una marca o un contenido en la página de resultados no siempre debe medirse en tráfico, sino también en presencia, notoriedad o validación. Esto supone una redefinición de lo que es “ser encontrado” en la web.

IA generativa, AI Overviews y autoría

Desde 2025, AI Overviews usa Gemini para sintetizar respuestas dentro de Google. A diferencia de un fragmento, no copia textualmente una fuente, sino que compone una síntesis a partir de múltiples orígenes, muchas veces sin atribución granular.

El buscador deja de ser solo índice y se comporta como asistente que produce un párrafo final. El clic vuelve a perder peso, y el vínculo entre contenido, fuente y lector se diluye. ChatGPT empezó a incluir enlaces sugeridos y derivó algunos millones de visitas mensuales, pero sigue siendo marginal frente al caudal de Google.

El informe subraya un problema delicado: la autoría queda desdibujada y los creadores no siempre son reconocidos ni visitados, con implicancias éticas y económicas. Para usuarios, la inmediatez es cómoda, sobre todo en móviles y voz, pero reduce control, comparación de versiones y lectura crítica. Se consolida un “walled garden” donde la interfaz decide qué se muestra, en qué orden y con qué formato, sin transparencia plena sobre los criterios.

En la práctica, el buscador opera como editor invisible del conocimiento.

Este nuevo estándar de conveniencia convierte al buscador en una suerte de oráculo que entrega certezas, sin que el usuario deba preguntarse quién está detrás de la información. El problema no está en la facilidad de uso, sino en que ese modelo de interacción refuerza un modo pasivo de consumir conocimiento, donde se acepta la primera respuesta como sufi ciente, sin indagar su origen ni su contexto.

Del SEO al GEO y la nueva puerta de entrada

La mutación obliga a pasar del SEO clásico al GEO (Generative Engine Optimization): escribir con estructura clara, coherencia semántica, encabezados precisos y datos explícitos para que modelos como Gemini, ChatGPT o Claude incorporen y parafraseen el contenido. El beneficio es presencia en respuestas generativas; el costo es incierto por la falta de crédito y la opacidad de selección.

En paralelo, los modelos de negocio cambian. Google Offerwall integra anuncios, registros y micropagos dentro del propio buscador; algunos editores reportan subas de ingresos, pero ceden control y “alquilan” su contenido en el mismo entorno que resta visitas.

Crecen esquemas de membresía, newsletters y comunidades para recuperar relación directa. Las métricas tradicionales pierden sentido cuando el consumo ocurre sin página vista, generando mapas de atención invisibles.

La próxima fase la marcan navegadores con IA: Perplexity COMET y el navegador de OpenAI con Operator actúan como agentes que leen, completan formularios, comparan y devuelven resultados ya procesados.

La navegación consciente se reduce y la puerta de entrada pasa a manos de sistemas que deciden por el usuario. Con móviles y voz, y con estimaciones que ubican a 2025 por encima del 69% de búsquedas sin clic, la web se ordena alrededor de respuestas inmediatas, no de recorridos entre enlaces.

El buscador se convierte en una plaza de distribución y cobro, donde los productores de contenido deben negociar visibilidad y monetización en un terreno donde ya no son anfitriones, sino invitados.

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