El Instituto de Tecnología de Propulsión Jet de California ha señalado en un reciente estudio que las Estación Espacial Internacional (ISS) tiene una importante población de bacterias. Los organismos detectados son del tipo enterobacter, que se caracterizan por ser anaeróbicas, es decir, no requieren oxígeno para crecer. La base espacial tiene obviamente su suministro de oxígeno, pero sin dudas esta característica resulta ventajosa cuando se está en órbita.
Por lo pronto ninguna de estas bacterias supone un riesgo para la salud de los astronautas, sin embargo el hecho de que hayan sido transportadas involuntariamente hasta la base y sobrevivan allí ha sido tomado con seriedad. Nitin Singh, el autor principal del estudio, comentó: “Entender cómo crece la vida microbiana en ambientes cerrados como la ISS podría ayudarnos a estar mejor preparados para los problemas de salud de los viajes espaciales”.
Los investigadores han examinado cinco variedades de bacterias descubiertas en la estación. Se obtuvieron las secuencias de los genomas y se las compararon con más de 1.200 genomas conocidos. De esta manera se descubrió que las bacterias de la ISS se asemejaban a tres variantes del Enterobacter bugandensis. Aunque se señaló que no existe posibilidad de que generen enfermedades en este momento, se trata de una bacteria que en la Tierra ha causado enfermedades.
El estudio apunta que la prevención en estos casos es extremadamente importante porque el sistema inmune humano está particularmente estresado mientras se encuentra en el espacio exterior. Una bacteria que no sería un problema para una persona sana en la Tierra podría ser peligrosa para un astronauta. David Coil, microbiólogo que ha estudiado bacterias en la estación espacial, explica que la situación es similar a la que se vive en los hospitales en los que las bacterias naturales son eliminadas por las prácticas de higiene y las más peligrosas ocupan su lugar o llegan a través de las personas.
