El gobierno chino quiere combatir la adicción a los videojuegos. Para tal fin se ha impuesto como objetivo limitar la cantidad de tiempo que los menores de 18 años ocupan en esta actividad a unos 90 minutos diarios.
Una de las medidas que se implementará será la creación de un horario, de 22 a 8, dentro del cuál este tipo de entretenimiento debería ser inaccesible.
Otra restricción establecería un máximo de tres horas para los videojuegos durante los fines de semana.
También se ha puesto límite a la cantidad de dinero que puede gastar un menor. Los que están entre los 8 y 16 años solo pueden cargar USD 27 por mes, mientras que los que están entre los 16 y 18 pueden cargar USD 55.
Según las autoridades chinas el objetivo es proteger la salud física y mental de los menores.
Como es lógico la implementación de estas medidas resulta muy difícil. Para mejorar el control la policía creará un registro de los nombres reales de los jugadores y trabajará con las compañías de videojuegos para verificar la identidad de los usuarios conforme a la base de datos nacional.
No sorprende que todo termine en un nuevo sistema de control dentro de un espacio que en ocasiones podía escaparse de las manos del gobierno.
Mercado y restricciones
China es uno de los más grandes consumidores de videojuegos del mundo, solo superada por Estados Unidos. El mercado es tan grande que muchas empresas desarrolladoras han preferido adaptar sus contenidos a las reglas que impone el gobierno chino antes que perder dicho espacio.
En algunos casos esto ha supuesto modificaciones extrañas. Por ejemplo, los oponentes derrotados en la versión china de PUBG no mueren, sino que se desvanecen mientras saludan a la cámara.
En otros casos los cambios no fueron malos. Los juegos con lootboxes de azar han sido obligados a mostrar las posibilidades de cada ítem.
Lo peor en todo caso ha sido ver como el mercado chino ha forzado a muchas empresas a censurar las expresiones de los jugadores, como ha ocurrido con Blitzchung en Hearthstone.
