VIE, 28 / FEB / 2020

Cuestionan proyecto de ciudad inteligente de Google

Se trata de Quayside impulsado por la ciudad de Toronto y la subsidiaria Sidewalks Labs. El panel de control quiere saber porqué se implementan tantas soluciones que acumulan datos.

En 2017 la ciudad de Toronto anuncio un proyecto para la creación de Quayside, un distrito inteligente en un área que antes estaba dedicada a la actividad portuaria y la industria.

La empresa a cargo de llevar esta ambición a la realidad es una subsidiaria de Google, Sidewalk Labs.

La premisa elegida por esta compañía ha sido construir una ciudad desde la Internet, con todos sus servicios y actividades conectados.

Lo dicho supone sensores para vigilar el tráfico, la contaminación sonora, el uso de la energía, la recolección de escombros, el climas y otros tantos aspectos de la vida en la ciudad.

Nadie se ha opuesto a la idea de un vecindario con un sentido ecológico y las últimas innovaciones en tecnología. Sin embargo, desde el principio han existido algunas dudas sobre cuál sería el beneficio para los ciudadanos de la gran acumulación de datos que la empresa propone.

La pregunta fundamental

Ahora la pregunta ha sido puesta sobre la mesa de forma oficial. El panel de control establecido por la ciudad para el proyecto quiere saber si el uso de los datos es apropiado y necesario.

El director del panel, Michael Gist, ha señalado que SideWalks Labs debe proveer contexto adicional para sus propuestas digitales, incluyendo una explicación de porque fueron elegidas en vez de otras no digitales.

Anteriormente el panel había apuntado que muchas de las soluciones de Sidewalk Labs eran tecnológicas por puro gusto.

El panel también le ha pedido a Waterfront Toronto, la entidad encargada de supervisar el proyecto, que provea más explicaciones sobre como espera controlar el uso de estos datos.

Calmando temores

Sidewalk ha señalado que la propuesta para Quayside nunca ha incluido sistemas de vigilancia, ni reconocimiento facial ni crédito social. Además ha aclarado que los parques y las calles están bajo el control de la ciudad.

También afirma que los datos de residuos, consumo de energía y otros solo son para las facturas de los servicios, como en el resto de la ciudad.

Es probable que en efecto algunas de las tecnologías propuestas sean innecesarias, y al mismo tiempo ninguna de ellas sea parte de un plan maligno de Google para recolectar y comercializar datos de los ciudadanos. Pero los temores son de por sí un tema interesante, porque hablan de la desconfianza que las empresas tecnológicas han generado.

Las ciudades inteligentes son el futuro, ¿pero quién debería diseñarlas?

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