Un reporte del Departamento de Justicia de los Estados Unidos ha advertido sobre los peligros que suponen los drones para el sistema penitenciario.
La preocupación no es nueva, desde hace un tiempo estos artefactos han sido utilizando para contrabandear objetos al interior de las prisiones. En uno de los casos detectados se introdujeron unos 20 teléfonos móviles, 23 dosis de droga y varias cajas de tabaco.
Sin embargo en esta ocasión las autoridades han apuntado a una posibilidad que puede parecer lejana para algunos: la huida de los presos por encima de los muros y vallas. A la Mary Poppins, pero presidiario y sin paraguas.
Quizás en este momento parezca una fantasía, pero al ritmo en que la industria se desarrolla no parece tan extraño que en algún momento tengamos un dispositivo con la suficiente potencia. Además siempre existe la posibilidad de que un aficionado con suficiente conocimiento modifique un drone comercial.
Demasiadas posibilidades
El reporte explica en parte la situación actual, como se maneja la presencia de drones y los problemas con la burocracia. Pero también advierte sobre nuevas posibilidades de uso para este tipo de ingenios.
Los criminales escapando a vuelo de drone son solo una amenaza más. Los drones también podrían ser utilizados para vigilar las prisiones y asistir durante un escape.
Una preocupación importante es el uso de explosivos para atacar al personal. Este tipo de tácticas ya se ha empleado en acciones terroristas.
Usos y costos
Durante 2018 el sistema penitenciario detectó 23 vuelos no permitidos, en 2019 se descubrieron 57. Las autoridades estiman que el número de casos puede ser mucho mayor.
El empleo de drones para el contrabando es una opción relativamente económica. Por lo dicho es posible que los incidentes aumenten.
Construir un drone que pueda levantar a un ser humano es algo más caro. Pero si hay algo para lo que el crimen no tiene muchas restricciones es para los sistemas de financiación.
