Una investigación del The Wall Street Journal ha revelado que, al menos durante varios años, Facebook sabía que su plataforma era un espacio para la radicalización ideológica.
Una investigación interna de la compañía había concluido que los algoritmos que empleaba la red social se aprovechaban de la atracción del cerebro humano a los temas divisivos y polémicos.
Es importante señalar que esto no implica que estuvieran diseñados con ese objetivo, sino que en la práctica funcionaban de dicha manera.
Como consecuencia la red social tendía a convertirse en un espacio cada vez más polarizado.
Otro estudio, realizado en 2016, determinó que el 64% de los usaurios que se habían unido a grupos extremistas lo habían hecho como consecuencia de una recomendación de los algoritmos.
Una respuesta tibia
En 2017 la empresa lanzó al programa terreno en común, un esfuerzo para que la plataforma sea menos divisiva y hubiera mayor empatía entre los usuarios.
Sin embargo, Facebook decidió no modificar el sistema de recomendaciones dado que temía que se la acusara de perjudicar a los grupos conservadores. Una idea que ya era impulsada por varios sectores en el ambiente político de los Estados Unidos.
Esta decisión es coherente con la postura de Mark Zuckerberg, CEO de la compañía, que en sus más recientes declaraciones ha sostenido la necesidad de proteger la libertad de expresión y ha desestimado la idea de que las redes sociales son divisivas.
Respuesta
En respuesta al artículo del WSJ Facebook ha señalado que la compañía ha aprendido mucho desde 2016 y se ha esforzado por limitar el contenido dañino, así como entender mejor su impacto en la sociedad.
Es cierto que Facebook a menudo se encuentra atrapada entre quienes quieren un mayor control y quienes promueven mayor libertad. El problema es que a la hora de decidirse parece no aprender de sus propias conclusiones, solo manejar las presiones de los grupos de poder.
