Hace unos días Twitter publicó un post con algunos señalamientos relacionados con el mal uso de la plataforma en relación a la información falsa y el contenido alterado.
La empresa ha señalado que para aprender sobre esta problemática ha utilizado tres medios: una invetigación propia, los comentarios de sus usuarios en la plataforma, y la consulta de grupos civiles y expertos del mundo académico.
El resultado ha sido un conjunto de observaciones sobre la opinión de sus usuarios y nuevas reglas de uso.
Observaciones
La compañía señala que no tomar un curso de acción ha sido calificada como una decisión inaceptable por el 70% de los usuarios.
El suministro de información adicional de contexto y el etiquetado del contenido alterado fue apoyado por el 90%.
La remoción de los tuits ocultos obtuvo en cambio un 55% de aprobación, más que nada por temor al uso de la herramienta como mecanismo de censura. Sin embargo más del 90% se pronuncio a favor de la remoción si el contenido podía causar daño.
El 75% de las personas cree que cuando se publique información engañosa o medios alterados se debería eliminar el tuit o bien suspender la cuenta en la que se publicó.
La nueva ley
Los usuarios de Twitter no podrán compartir medios sintéticos o manipulados que puedan causar daño.
Twitter podrá etiquetar los tuits que contengan este tipo de material para que la gente entienda su autenticidad y contexto.
La compañía también ha detallado algunos criterios que utilizará para determinar cuando un contenido debe ser señalado como alterado. Lo importante en este caso es su capacidad para engañar, lo que supone tanto los componentes como el contexto en el que se presenta el medio. Parte del contexto es el perfil del autor, un sitio dedicado al humor y las parodias no espera que el lector crea que sus imágenes son reales.
En cuanto a la remoción, se efectuará cuando las amenazas de daño impliquen: peligro contra la seguridad física de una persona o un grupo, riesgo de violencia masiva o disturbios públicos, amenazas contra la privacidad o la habilidad de un grupo o persona para expresarse o participar en eventos.
De todo lo señalado quizás lo más confuso sea el concepto de disturbio público, que en algunos países podría ser utilizado en contra de disidentes políticos, como es el caso de las manifestaciones en Hong Kong.
