Según datos del sitio de intercambio de criptomonedas Deribit, la volatilidad del Bitcoin ha llegado a su nivel más bajo de los últimos dos años. Esto concuerda con la impresión de algunos analistas que piensan que la moneda digital está pasando de ser una apuesta especulativa a ser una inversión algo más firme. Durante los últimos dos meses el BTC se ha ubicado entre los USD 90 mil y USD 110 mil.
A rio revuelto ganancia de pescadores
Tradicionalmente la moneda ha funcionado como un método para ganar grandes cantidades de dinero estando atento a los vaivenes del mercado. Por supuesto, solo es posible ganar con algo de suerte o buena información.
Sin embargo, en general la mecánica puede resumirse de la siguiente manera. Los grandes inversores compran cuando el valor cae. Esas compras hacen subir el valor. El mercado en alza atrae a los inversores menos experimentados que comienzan a adquirir criptomonedas a la espera de una mayor subida. Cuando la divisa alcanza cierto punto estudiado previamente los grandes inversores venden una parte y toman ganancias de acuerdo al valor reducido con el que habían comenzado el periodo de crecimiento.
Como han demostrado ciertos estudios, por lo general son unos pocos los que ganan dinero de esta manera. La mayoría pierde.
¿El fin del truco?
Ahora bien, con un ecosistema más estable este tipo de operación especulativa es más difícil de llevar a cabo. Sin duda existen varias razones para la nueva situación, pero una de ellas es la irrupción de las instituciones tradicionales y con ellas la creación de fondos a largo plazo que han reducido la cantidad de transacciones. Las grandes organizaciones financieras pueden afrontar los movimientos del mercado y no tienen mucho interés en sacar diferencias a corto plazo. Las criptomonedas por lo general son ofrecidas en paquetes como una forma de diversificar la cartera de inversiones.
Son las decisiones de estas organizaciones las que están marcando el paso del mercado y por tanto reduciendo la volatilidad. El cambio podría darle al Bitcoin un valor real como instrumento de transacción, pero también podría afectar al ecosistema de maneras que aún no podemos calcular.
