Los turistas que lleguen a Estados Unidos podrían tener que ofrecer acceso a su historial en las redes sociales de los últimos 5 años. Esta medida se aplicaría a los países que utilizan el Sistema Electrónico de Autorización de Viaje (ESTA por sus siglas en ingles).
Es importante notar que aunque la exigencia es particular, es parte de una tendencia.
Entre los beneficiarios del ESTA se encuentran: España, Chile, Japón, Francia, Reino Unido y Australia.
La presentación
La propuestas fue presentada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU. Según el texto es una respuesta a la orden ejecutiva de Donald Trump para proteger a Estados Unidos de los terroristas extranjeros y otras amenazas a la seguridad nacional y la seguridad pública. Durante los próximos 60 días se recopilarán comentarios públicos, por lo que de seguro veremos a muchas organizaciones realizar sus críticas y correcciones.
Problemas con ESTA
El ESTA es una opción de acceso que exige una cantidad limitada de información. Aplica a los países cuyos ciudadanos están exceptuados de visa para el ingreso. Utiliza un sistema de pasaporte electrónico y habilita el ingreso al país por 90 días por motivos de turismo o negocios.
Al parecer las autoridades estadounidenses creen que el sistema necesita reforzar sus exigencias para ser más seguro. Además del ya mencionado historial, quienes apliquen bajo este sistema deberán proporcionar su número de teléfono y las direcciones de correo que hayan utilizado durante los últimos 10 años. También deberán aportar datos sobre sus familiares.
Bajo la lupa
El gobierno federal ha señalado previamente que examinará las redes sociales de los extranjeros que soliciten visas de estudiantes o trabajadores calificados. Los solicitantes deberán tener sus perfiles sociales como públicos, para que puedan ser admitidos. La justificación es que de esta manera será posible identificar a aquellos que apoyan a organizaciones terroristas.
Impacto
El cambio a este sistema podría suponer un nuevo golpe al turismo en Estados Unidos, que ha disminuido significativamente durante la administración Trump. Se espera que los trámites de aprobación de entrada sean más lentos y por tanto desalienten a los viajeros.





