Cada vez que China lanza una nueva misión espacial la comunidad internacional se apresta a ver a donde caerán los escombros. Afortunadamente, hasta ahora no se ha producido ninguna desgracia. Hace poco los restos de la Larga Marcha 5B terminaron en el fondo del Océano Índico. Dada la geografía de nuestro planeta la posibilidad de que un fragmento caiga sobre un pueblo o ciudad es bastante limitada.
Pero el riesgo existe. Y China no es la única que comete descuidos.
El monolito australiano
El 25 de Julio se encontró en la llanura australiana, a medio camino entre las ciudades de Melbourne y Sydney, una extraña pieza de metal clavada en la tierra. Más recientemente las autoridades han confirmado que se trata de una pieza de una misión de la empresa Space X. Este fragmento habría caído a principios de Julio.
I just got back from Dalgety, NSW. I was busy confirming that parts of a @SpaceX Crew-1 Trunk capsule crashed into a few paddocks in rural NSW! More info to come:https://t.co/2VJzeYMhhn pic.twitter.com/sQsE4WAxRq
— Brad Tucker (@btucker22) July 29, 2022
Además de la confirmación en el lugar del impacto, el sitio coincide con la trayectoria que se había calculado.
Dalgety is indeed near to the trunk's reentry path on Jul 8.
The object is a good match to one of the Dragon trunk fins, pic.twitter.com/KQk4237dv8— Jonathan McDowell (@planet4589) July 29, 2022
No todo se quema
Cuando se realiza una misión espacial existen componentes que pueden reciclarse y otros que se desechan. Estos últimos se expulsan y al entrar en contacto con la atmósfera se queman y desintegran. Pero al parecer no hay garantías.
Los restos encontrados son parte de una misión que regreso al planeta el 2 de mayo. Lo que supone que el fragmento que se convirtió en el monolito regresó por su cuenta, aunque sensiblemente reducido, 2 meses después.
Imagen: Adriane Reardon, originalmente publicada en Twitter.