JUE, 28 / NOV / 2024

LinkedIn: Somos demasiado aburridos para los más jóvenes

Así puede interpretarse el argumento que la empresa ha presentado en Australia a las autoridades. El gobierno quiere imponer nuevos sistemas para evitar que los menores de 16 años ingresen a las redes sociales.

Hace unos días les contamos como Australia se había cansado del efecto nocivo que las redes sociales tenían en los menores. Las autoridades de dicho país decidieron cortar por lo sano y prohibir el acceso a tales medios a los menores de 16 años. Lo más notable es que la ley impulsada pone todo el peso de la responsabilidad en las plataformas.

Australia quiere imponer una edad mínima de 16 años para ingresar a las redes sociales

Como era de esperar a las plataformas todo esto mucho no les ha gustado. Las compañías han tenido la oportunidad de realizar sus descargos. Google ha tomado una postura cauta, señalando que necesita tiempo para considerar la legislación. Meta afirma que la ley fallará en sus objetivos, que es reducir el trabajo de los padres para proteger a sus hijos. También afirma que niega la evidencia presentada por los estudios sobre esta problemática. X, siendo X, simplemente cuestionó la legalidad de la medida.

TikTok y las capacidades técnicas

Quizás la crítica más acertada se la de TikTok. La compañía de origen chino apuntó que la legislación depende de la efectividad de los métodos de detección de edad. Y es necesario comentar que no parece que ninguna empresa tenga los elementos para filtrar perfectamente a los menores.

La estrategia LinkedIn

La que seguramente ha sido la respuesta más extraña, hasta cierto punto, es la que dio LinkedIn. La plataforma ha señalado que no debería incluirse entre los medios prohibidos para menores de 16 por el simple hecho de que su contenido no es atractivo para los más jóvenes.

En efecto, la idea de que una empresa puede ser demasiado aburrida para ser sujeta a la ley es, por lo menos, interesante.

Lo cierro es que si su argumento es reconocido, la empresa evitaría los costos que supondrían la introducción de nuevos métodos de verificación etaria impuestos por la ley. No podemos culparla por intentarlo.

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