MAR, 2 / NOV / 2010

Lo que dejó el 1er “hackathon” de datos públicos y gobierno abierto

Programadores y cientistas sociales se reunieron en un evento para compartir y crear aplicaciones que ayuden a mejorar la calidad institucional y transparentar y publicitar el gasto público y la gestión en los distintos niveles de gobierno: aquí te contamos una experiencia inédita en el país. La escena es de película. Un grupo de jóvenes vestidos informalmente llega con sus mochilas a un “laboratorio informático” universitario y comienza a desmontar las computadoras de la sala. Despejan las mesas e instalan sus potentes notebooks, de todos los colores y tamaños. Son programadores, personajes raros que responden, de lejos, al estereotipo del héroe nerd norteamericano que todo lo soluciona con su teclado. ¿El motivo? Participar del primer “Hackathon de datos públicos y Gobierno Abierto” en Argentina, organizado por el grupo GarageLab. Alrededor de 20 programadores y una decena de cientistas sociales -politólogos, sociólogos y abogados- se reunieron en el campus de la Universidad de San Andrés (UdeSA) -que auspició el evento- en Victoria (provincia de Buenos Aires), durante los primeros dos días de octubre pasado para aplicar sus conocimientos técnicos en mejorar la calidad institucional en distintos niveles de gobierno. Siempre usando software libre, claro. “Gobierno abierto o 2.0”, sostiene Diego Pando, director del Programa de E-gov de la UdeSA, “es, básicamente, utilizar las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) en la administración pública para mejorar la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana”. La idea de GarageLab, explica Darío Wainer -creador del grupo, junto con Emiliano Kargieman-, es “trabajar en el cruce entre problemas emergentes y tecnologías emergentes” para “lograr que las capacidades de generar conocimiento en Argentina se continúen en capacidades de generar riqueza”. Los anteriores eventos organizados por este grupo abordaron cuestiones que van desde la neurorobótica hasta la “post-privacidad”. Sordamente, casi en la intimidad de un garage -lugar mítico en el que arrancaron varias empresas muy exitosas de tecnología como Apple o Google-, pero aprovechando la potencialidad de Internet, GarageLab puso “programas a la obra”; convocó al joven programador bahiense Manuel Aristarán, y así surgió este sexto episodio de la saga en menos de dos años: el “Hackathon”, neologismo compuesto por las palabras “hack” + “marathon”. “Es ‘hacker’ en el sentido originario del término: no el que comete delitos informáticos sino el que es capaz de desarmar y transformar para resolver una tarea compleja”, aclara el programador Ernesto Mislej. “Posiblemente un intendente lo entienda como robo, pero por eso enfatizamos el hecho de que hablamos de datos ya públicos”, completa Aristarán. Los cuatro “tracks” o temas propuestos para trabajar en el “Hackathon…” fueron madurando y compartiéndose desde un Google Group. Como hormigas, cada programador asumió una tarea, que luego sería expuesta en el evento y ensamblada con su correspondiente track. Ya en la UdeSA, los programadores intercambiaron sus “hazañas” creativas para cumplir con la consigna en la que decidieron colaborar. Fueron dos días de compartir saberes, de revivir el “paradigma colaborativo” tan pregonado en el mundo tecnológico (y tan poco practicado en el mundo político). Cuadros, grafos, mapeos, facetados, relaciones y patrones o nodos inferidos y enriquecidos con información contextual, líneas multidireccionales; mezclados con teorías políticas como la rational choice, el neoinstitucionalismo o sobre la burocracia. Todo parece complicado. Sin embargo, el objetivo central siempre es hacer sencillo y accesible el dato público. GarageLab no está solo en este emprendimiento. El gobierno de Barack Obama (Estados Unidos) también viene impulsando actividades de “gobierno abierto”. En el Reino Unido, la iniciativa Data.gov.uk, por ejemplo, utiliza el programa uruguayo Scrapy para scrapear los propios sitios gubernamentales. Y también el gobierno de Euskadi (País Vasco) propició varios concursos y hackathones. Programas a la obra -¿Y vos no vendés estos programitas que inventás? -le preguntó este cronista a Ariel “Futo” Futoransky, programador, de 28 años. -Yo vendo los programas que tengo que vender. Pero… Si me la paso hablando de “gobierno abierto”, bueno, acá estoy: para aportar lo que sé. El segundo día, Aristarán presentó los resultados parciales del track 1: “Municipios: herramientas de análisis y visualización del gasto público”. Y planteó de lleno la cuestión de la transparencia en la gestión pública. “Todavía nos queda abierto el problema de crear un buen incentivo para que los gobernantes abran sus datos públicos”. Aristarán es el creador de GPB, un proyecto de visualización de datos públicos que no depende del municipio de Bahía Blanca. Su intención es que esto se propague. Por eso no esconde sus “trucos” y comparte sus herramientas: “Las aplicaciones que utilicé son Python, Django Project, Postgresql. Y el sistema de extracción de datos, por el que me han escuchado militar tanto, es Scrapy. Úsenlo. Funciona y está creciendo un montón”. Durante el Hackathon, Aristarán socializó su modelo con su colega “Gera” y, entre ambos, lo aplicaron a los municipios de General Pueyrredón y de Morón. Los resultados finales y las ventajas que conllevan serán expuestos y debatidos en el Foro de Gobierno Electrónico a realizarse el 5 de noviembre próximo en UdeSA (sede Capital: 25 de Mayo 586), que tendrá el apoyo de Poder Ciudadano. El segundo tema fue: “Geolocalización de Documentos y Trazabilidad / Mapeo del Gasto Público”, vinculado a datos sobre la contaminación del Riachuelo y a la página del organismo creado a partir del fallo “Mendoza” de la Corte Suprema: la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo. El arquitecto Pío Torroja, coordinador del track, señala: “El prototipo que estamos desarrollando posibilitaría: 1- Un principio de estructuración de la información dispersa y acceso rápido a ella. 2- Múltiples niveles de usuarios (oficiales y organizaciones sociales). 3- Georeferenciación de documentos: un mapa que actúa como un ‘paisaje de documentos’ de la cuenca. 4- Una propuesta de formato para que la futura incorporación de información vaya conformando un sistema integrado”. Cada uno de los puntos responde a requisitos del juez de Quilmes Luis Armella que instruye la causa. Los otros dos temas desarrollados fueron: “Poder Legislativo: API de la Cámara de Diputados, Text Mining de Proyectos de Ley, Congreso Interactivo” y “Poder Ejecutivo: Análisis y Visualización de Audiencias Públicas y Gestión de Intereses”. “El Hackathon rompe con el prejuicio de pensar que los ‘informáticos’ no tienen interés en lo público, y que los ‘cientistas sociales’ no manejamos ejes que impliquen lógicas matemáticas, números o gráficos”, opina Gabriela Pérez, una de las politólogas que colaboró con esta experiencia. “Demostramos que se pueden gestar proyectos interesantísimos en muy poco tiempo y con un costo bajísimo”, reflexiona Aristarán. “Hay mucho por hacer y es bueno haber encendido la chispa”, remata, entusiasmado. Pero GarageLab no para y va por más: un nuevo proyecto en desarrollo abordará la “ejecución del Presupuesto Público Nacional en tiempo real”. Al final de la segunda jornada, Pando tuiteó algunos de los resultados parciales del Hackathon. La respuesta no tardó en llegar. “Acá un subsecretario de la provincia de Buenos Aires me dice: ‘esos datos no son oficiales’”, interrumpió a un expositor. Desde el otro rincón de la sala se escuchó: “Decile que publique él los datos, entonces”. Ése es el espíritu de un hackathon de datos públicos. Por Martín Onetto especial para RedUSERS

Programadores y cientistas sociales se reunieron en un evento para compartir y crear aplicaciones que ayuden a mejorar la calidad institucional y transparentar y publicitar el gasto público y la gestión en los distintos niveles de gobierno: aquí te contamos una experiencia inédita en el país.

La escena es de película. Un grupo de jóvenes vestidos informalmente llega con sus mochilas a un “laboratorio informático” universitario y comienza a desmontar las computadoras de la sala. Despejan las mesas e instalan sus potentes notebooks, de todos los colores y tamaños. Son programadores, personajes raros que responden, de lejos, al estereotipo del héroe nerd norteamericano que todo lo soluciona con su teclado. ¿El motivo? Participar del primer “Hackathon de datos públicos y Gobierno Abierto” en Argentina, organizado por el grupo GarageLab.

Alrededor de 20 programadores y una decena de cientistas sociales -politólogos, sociólogos y abogados- se reunieron en el campus de la Universidad de San Andrés (UdeSA) -que auspició el evento- en Victoria (provincia de Buenos Aires), durante los primeros dos días de octubre pasado para aplicar sus conocimientos técnicos en mejorar la calidad institucional en distintos niveles de gobierno. Siempre usando software libre, claro.

“Gobierno abierto o 2.0”, sostiene Diego Pando, director del Programa de E-gov de la UdeSA, “es, básicamente, utilizar las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) en la administración pública para mejorar la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana”.

La idea de GarageLab, explica Darío Wainer -creador del grupo, junto con Emiliano Kargieman-, es “trabajar en el cruce entre problemas emergentes y tecnologías emergentes” para “lograr que las capacidades de generar conocimiento en Argentina se continúen en capacidades de generar riqueza”. Los anteriores eventos organizados por este grupo abordaron cuestiones que van desde la neurorobótica hasta la “post-privacidad”.

Sordamente, casi en la intimidad de un garage -lugar mítico en el que arrancaron varias empresas muy exitosas de tecnología como Apple o Google-, pero aprovechando la potencialidad de Internet, GarageLab puso “programas a la obra”; convocó al joven programador bahiense Manuel Aristarán, y así surgió este sexto episodio de la saga en menos de dos años: el “Hackathon”, neologismo compuesto por las palabras “hack” + “marathon”. “Es ‘hacker’ en el sentido originario del término: no el que comete delitos informáticos sino el que es capaz de desarmar y transformar para resolver una tarea compleja”, aclara el programador Ernesto Mislej. “Posiblemente un intendente lo entienda como robo, pero por eso enfatizamos el hecho de que hablamos de datos ya públicos”, completa Aristarán.

Los cuatro “tracks” o temas propuestos para trabajar en el “Hackathon…” fueron madurando y compartiéndose desde un Google Group. Como hormigas, cada programador asumió una tarea, que luego sería expuesta en el evento y ensamblada con su correspondiente track.

Ya en la UdeSA, los programadores intercambiaron sus “hazañas” creativas para cumplir con la consigna en la que decidieron colaborar. Fueron dos días de compartir saberes, de revivir el “paradigma colaborativo” tan pregonado en el mundo tecnológico (y tan poco practicado en el mundo político). Cuadros, grafos, mapeos, facetados, relaciones y patrones o nodos inferidos y enriquecidos con información contextual, líneas multidireccionales; mezclados con teorías políticas como la rational choice, el neoinstitucionalismo o sobre la burocracia. Todo parece complicado. Sin embargo, el objetivo central siempre es hacer sencillo y accesible el dato público.

GarageLab no está solo en este emprendimiento. El gobierno de Barack Obama (Estados Unidos) también viene impulsando actividades de “gobierno abierto”. En el Reino Unido, la iniciativa Data.gov.uk, por ejemplo, utiliza el programa uruguayo Scrapy para scrapear los propios sitios gubernamentales. Y también el gobierno de Euskadi (País Vasco) propició varios concursos y hackathones.

Programas a la obra

-¿Y vos no vendés estos programitas que inventás? -le preguntó este cronista a Ariel “Futo” Futoransky, programador, de 28 años.

-Yo vendo los programas que tengo que vender. Pero… Si me la paso hablando de “gobierno abierto”, bueno, acá estoy: para aportar lo que sé.

El segundo día, Aristarán presentó los resultados parciales del track 1: “Municipios: herramientas de análisis y visualización del gasto público”. Y planteó de lleno la cuestión de la transparencia en la gestión pública. “Todavía nos queda abierto el problema de crear un buen incentivo para que los gobernantes abran sus datos públicos”.

Aristarán es el creador de GPB, un proyecto de visualización de datos públicos que no depende del municipio de Bahía Blanca. Su intención es que esto se propague. Por eso no esconde sus “trucos” y comparte sus herramientas: “Las aplicaciones que utilicé son Python, Django Project, Postgresql. Y el sistema de extracción de datos, por el que me han escuchado militar tanto, es Scrapy. Úsenlo. Funciona y está creciendo un montón”.

Durante el Hackathon, Aristarán socializó su modelo con su colega “Gera” y, entre ambos, lo aplicaron a los municipios de General Pueyrredón y de Morón. Los resultados finales y las ventajas que conllevan serán expuestos y debatidos en el Foro de Gobierno Electrónico a realizarse el 5 de noviembre próximo en UdeSA (sede Capital: 25 de Mayo 586), que tendrá el apoyo de Poder Ciudadano.

El segundo tema fue: “Geolocalización de Documentos y Trazabilidad / Mapeo del Gasto Público”, vinculado a datos sobre la contaminación del Riachuelo y a la página del organismo creado a partir del fallo “Mendoza” de la Corte Suprema: la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo.

El arquitecto Pío Torroja, coordinador del track, señala: “El prototipo que estamos desarrollando posibilitaría: 1- Un principio de estructuración de la información dispersa y acceso rápido a ella. 2- Múltiples niveles de usuarios (oficiales y organizaciones sociales). 3- Georeferenciación de documentos: un mapa que actúa como un ‘paisaje de documentos’ de la cuenca. 4- Una propuesta de formato para que la futura incorporación de información vaya conformando un sistema integrado”. Cada uno de los puntos responde a requisitos del juez de Quilmes Luis Armella que instruye la causa.

Los otros dos temas desarrollados fueron: “Poder Legislativo: API de la Cámara de Diputados, Text Mining de Proyectos de Ley, Congreso Interactivo” y “Poder Ejecutivo: Análisis y Visualización de Audiencias Públicas y Gestión de Intereses”.

“El Hackathon rompe con el prejuicio de pensar que los ‘informáticos’ no tienen interés en lo público, y que los ‘cientistas sociales’ no manejamos ejes que impliquen lógicas matemáticas, números o gráficos”, opina Gabriela Pérez, una de las politólogas que colaboró con esta experiencia. “Demostramos que se pueden gestar proyectos interesantísimos en muy poco tiempo y con un costo bajísimo”, reflexiona Aristarán. “Hay mucho por hacer y es bueno haber encendido la chispa”, remata, entusiasmado. Pero GarageLab no para y va por más: un nuevo proyecto en desarrollo abordará la “ejecución del Presupuesto Público Nacional en tiempo real”.

Al final de la segunda jornada, Pando tuiteó algunos de los resultados parciales del Hackathon. La respuesta no tardó en llegar. “Acá un subsecretario de la provincia de Buenos Aires me dice: ‘esos datos no son oficiales’”, interrumpió a un expositor. Desde el otro rincón de la sala se escuchó: “Decile que publique él los datos, entonces”. Ése es el espíritu de un hackathon de datos públicos.

Por Martín Onetto especial para RedUSERS

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