MAR, 3 / AGO / 2021

Advierten sobre los riesgos de las interfaces neuronales

Un grupo de científicos ha realizado un estudio sobre la tecnología BCI. Ha evaluado tanto su desarrollo técnico y perspectivas de aplicación como advertido sobre los riesgos éticos y los problemas sociales que podrían surgir en un futuro no tan lejano.

Un grupo de investigadores del Colegio Imperial de Londres ha elaborado un informe sobre el actual estado de la tecnología de interfaz entre el cerebro humano y las computadoras.

En uno de los apartados los científicos alertan sobre las problemáticas sociales, éticas y legales que la tecnología BCI (Brain to Computer) trae consigo.

La técnica más utilizada es la que supone la aplicación de electroencefalogramas para monitorear de una forma no invasiva la actividad eléctrica del cerebro y es la que consideran para la mayoría de sus observaciones.

Registro mental

Una preocupación importante es la capacidad de las compañías privadas de apropiarse de los datos neuronales de un usuario. Los datos de un electrocardiograma podrían ser utilizados para evaluar las emociones de una persona, e indagar así en lo más profundo de su intimidad.

Si mencionamos que Facebook es una de las empresas que ha invertido en BCI el lector se hará una idea de los posibles usos.

Los científicos apuntan que algunos autores han señalado que los datos neuronales deben ser considerados legalmente como lo son los órganos y los tejidos, y ser compartidos solo por individuos y su comercialización ser prohibida.

Mejoras futuristas

Aunque parece algo de un futuro lejano, las interfaces neuronales podría utilizarse en el futuro para brindar a quienes puedan acceder a ellas ventajas cognitivas. Esto podría cambiar drásticamente el escenario académico y profesional.

Si no tienes un implante es posible que seas superado por los humanos mejorados.

En el futuro un hombre con una antena se quedará con tu ascenso.

Alteraciones del ser

Los investigadores observan que en muchos casos los pacientes de las pruebas clínicas se ha habituado tanto a los dispositivos que no quieren que se los quiten.

Es posible considerar que esto sea resultado de los beneficios que ofrece la interfaz, pero los científicos creen que esta situación también tiene que ver con un cambio en como estas personas se experimentan el mundo y se perciben a sí mismos.

Un problema grave es que el cerebro humano no tiene un sentido de sí mismo, lo que le impide distinguir la influencia de un dispositivo externo. En teoría, una persona influida por un dispositivo BCI sería incapaz de detectar esa manipulación.

Recomendaciones

Los investigadores creen que científicos y legisladores deberían comenzar a discutir sobre las medidas que podrían ser necesarias para evitar los abusos y una distribución desigual de esta tecnología.

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