Un equipo de investigadores del departamento de computación de la Universidad de Sheffield ha desarrollado un algoritmo que permite predecir qué usuarios de Twitter difundirán desinformación.
Para este trabajo se analizaron más de 1 millón de tuits de aproximadamente unos 6200 usuarios. Los usuarios fueron divididos en dos categorías, los que compartían noticias de fuentes poco confiables y aquellos que solo compartían noticias de fuentes confiables.
Los datos obtenidos fueron utilizados para la creación de un algoritmo que es capaz de determinar cuando un usuario reproducirá contenido de fuentes poco confiables. El nivel de acierto conseguido fue del 79,7%.
Algunos detalles
El estudio reveló que los usuarios que comparten información de medios cuestionables comparten ciertas características. Son más proclives a publicar mensajes sobre política y religión, utilizan mucho los términos liberal, gobierno y medios y suelen ocuparse de temas sobre el medio oriente y el Islam.
En cambio, los usuarios que comparten historias con fuentes confiables publican a menudo sobre su vida personal, emociones e interacciones con amigos. A menudo utilizan los términos animo (mood), cumpleaños y entusiasmo (excited), entre otros.
Otra relación que los investigadores descubrieron es que las personas que publicaban información de fuentes poco confiables suelen tener un un lenguaje mucho menos amable y respetuoso. Lo que se especula está relacionado con la hostilidad del espacio político.
Algo de precaución
Es lógico suponer que quienes publican más sobre su vida que sobre política son menos proclives a reproducir noticias falsas, simplemente porque ese material se refiere mucho más a la política que a cuando salieron a comer con amigos durante el fin de semana. El problema es que algunas de las características mencionadas pueden ser compartidas por personas que simplemente sean de medio oriente y profesen la fe musulmana, o les guste hablar de religión y política.
Los términos en general parecen muy ligados a la realidad estadounidense.
Los algoritmos establecen relaciones generales, no necesariamente causalidades y rara vez ofrecen explicaciones lógicas.
