Luego de anunciar la triste noticia de su bancarrota hace exactamente un año, la empresa Kodak se vio obligada a deshacerse paulatinamente de todos sus activos para satisfacer las demandas de sus acreedores. El material más valioso que le había quedado hasta ahora era su voluminoso stock de más de mil patentes, que según la que fuera la compañía fotográfica más importante del mundo, tenían un valor de mercado de más de dos mil millones de dólares.
Sin embargo, el juez encargado de gestionar la quiebra, Allan Gropper, consideró esa cifra como excesiva y finalmente autorizó la venta de las patentes a un precio de 527 millones de dólares. Las patentes serán adquiridas por Apple y Google, luego de una intrincada serie de negociaciones, marchas y contramarchas que finalmente llegaron a buen puerto entre las dos empresas.
De esta manera, ambas compañías lograron obtener más municiones para seguir luchando en la desgastante guerra de patentes que afecta seriamente a la innovación y el progreso en la industria de la tecnología. ¿Se resolverá esta situación alguna vez, reformando el absurdo sistema de patentes que rige en la actualidad? Lamentablemente, lo consideramos muy dudoso en el corto y mediano plazo.
