MIE, 4 / JUL / 2012

El parlamento europeo le dio la espalda a la ley anti-piratería ACTA

El Parlamento Europeo rechazó el Acuerdo Comercial de Lucha contra la Piratería (ACTA, en sus siglas en inglés), nacido en Estados Unidos.

El parlamento europeo rechazó la aprobación de la ley anti-piratería ACTA, que grupos de activistas consideraban una amenaza para las libertades civiles en Internet. Es la primera vez que la Eurocámara hace uso de los nuevos poderes que le otorga el Tratado de Lisboa para rechazar un tratado de comercio internacional.

Según informó La Nación, 478 diputados votaron en contra de ACTA, 39 lo hicieron a favor y 165 se abstuvieron. El comisionado de comercio Karel De Gucht sostuvo que la lucha contra la piratería continúa. “El rechazo de hoy no cambia el hecho de que la Comisión Europea ha aceptado buscar soluciones a las cuestiones planteadas por el público europeo”, dijo.

David Martin, de la Comisión de Comercio Internacional manifestó que “los beneficios esperados de este acuerdo internacional son muy inferiores a las posibles amenazas para las libertades civiles. Dada la vaguedad de determinados aspectos del texto y la incertidumbre por lo que respecta a su interpretación, el Parlamento Europeo no puede garantizar una adecuada protección de los derechos de los ciudadanos en el futuro en virtud del ACTA”.

Por otro lado, portavoces de la industria del entretenimiento expresaron su frustración con la decisión. “ACTA es una herramienta importante para promover el empleo en Europa y la propiedad intelectual”, dijo Anne Bergman-Tahon, directora de la Federación Europea de Editores. “Desafortunadamente entró con mal pie en el parlamento y no prevalecieron los méritos significativos y reales del tratado”.

Mientras que Alan Drewsen, director ejecutivo de la Asociación Internacional de Marcas, señaló que Europa podría quedarse atrasada respecto a la protección de la propiedad intelectual.

Durante el debate, el Parlamento recibió la presión directa de miles de ciudadanos europeos que mediante manifestaciones, correos electrónicos y llamadas a las oficinas de sus diputados, reclamaron a la Eurocámara que se oponga al acuerdo.

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