Este jueves, una de las vedettes del Google I/O fue el anuncio de que Chrome ahora también funciona en los dispositivos con iOS (iPhone, iPad), pero las restricciones impuestas por el cerrado ecosistema de Apple no permiten algunas cuestiones básicas que se esperan de cualquier navegador.
Según los primeros reportes, Google pudo transmitir la velocidad de su navegador (o al menos, esa sensación de fluidez que provee) a su versión para iOS. Pero la estrategia “sandbox” de Apple no deja al usuario configurarlo como navegador predeterminado.
¿Qué significa esto? Que si uno utiliza la aplicación de Twitter y pincha un vínculo, el sitio web se abrirá con Safari únicamente. Una situación aún peor a la inclusión por defecto de Internet Explorer en todos los equipos Windows, que le trajeron más de un dolor de cabeza legal a Microsoft en Europa y cuya aspirina fue la Ballot Screen que permite elegir uno entre varios navegadores.
Además, Chrome para iOS no tendría la posibilidad de ejecutar ciertos JavaScripts, así que la navegación de algunas páginas deberán realizarse sólo con Safari. Pero Chrome, que funcionará con las versiones posteriores a iOS 4.3, incluye otras de las cualidades conocidas por sus usuarios, como el uso de pestañas y la sincronización de estas con las versiones de Chrome de otros dispositivos. También incorpora la navegación en modo “Incógnito”, para no guardar el historial ni las cookies.
Los datos de Google sobre el uso de Chrome fueron gigantescos: posee más de 310 millones de usuarios activos en todo el planeta. Y su crecimiento fue explosivo, duplicando su tasa de uso cada año: en 2010 tenían 70 millones de usuarios y en 2011 esa cifra fue de 160 millones.
La aplicación de Chrome para iOS ya puede descargarse desde iTunes.